La protección legal de menores: mas que una obligación

En nuestra sociedad, proteger a las niñas, niños y adolescentes (NNA) no es solo

una obligación legal, sino un compromiso ético. Ellos son personas en formación

que necesitan entornos seguros para crecer y desarrollarse plenamente. Por eso,

los protocolos de protección de NNA son herramientas clave para garantizar su

bienestar y evitar cualquier forma de violencia o maltrato, tanto en casa como en

la escuela, la comunidad o cualquier otro espacio donde interactúen.

¿Qué son los protocolos de protección de NNA?

Son documentos que establecen reglas y medidas para prevenir, detectar y

actuar ante situaciones que pongan en riesgo a los NNA. Se basan en leyes

nacionales e internacionales, como la Convención sobre los Derechos del Niño y

buscan asegurar que en todos los ámbitos se respeten sus derechos.

¿Por qué son importantes?

Los protocolos de protección de NNA son esenciales porque:

• Garantizan su seguridad y bienestar.

• Previenen situaciones de violencia y abuso.

• Crean ambientes seguros y respetuosos.

• Aseguran el cumplimiento de sus derechos.

• Generan confianza en padres y comunidades.

• Cumplen con la legislación vigente.

Elementos clave de un protocolo de protección de NNA

• Base legal y principios rectores: Fundamentado en derechos humanos y

leyes de protección infantil.

• Etapas de desarrollo: Considerar las necesidades específicas según la

edad.

• Tipos de violencia: Identificar y prevenir cualquier forma de maltrato.

• Estrategias de prevención: Acciones para evitar situaciones de riesgo.

• Procedimientos de atención: Qué hacer en caso de violencia o abuso.

• Mecanismos de seguimiento: Evaluar su efectividad y hacer mejoras.

• Canales de comunicación: Facilitar la denuncia y el acceso a ayuda.

¿Cómo implementarlo correctamente?

1. Designar un equipo responsable.

2. Capacitar a todo el personal involucrado.

3. Difundirlo entre NNA, padres y la comunidad.

4. Establecer canales de comunicación seguros y accesibles.

5. Revisarlo y actualizarlo periódicamente.

6. Coordinarse con otras instituciones y especialistas en la materia.

En conclusión, los protocolos de protección de NNA no son solo documentos, sino

herramientas clave para crear entornos donde niñas, niños y adolescentes

puedan crecer sin miedo. Implementarlos es una responsabilidad que todas las

instituciones deben asumir, porque garantizar su seguridad no es opcional, es un

deber de todos.

Marzo 3, 2025.

Ana Cristina Almazán Vallejo

Asistente Legal